Juan Ramón Herrero Llidó nació en el municipio de Artana, provincia de Castellón, un 6 de febrero de 1933. Tras la Guerra Civil, el joven ingresó en el Seminario de Tortosa (Tarragona) en el año 1944. Allí compaginaría su vocación religiosa con el amor por la música ingresando en la Schola Cantorum del seminario. También fue primer organista del mismo desde los 14 años y después, de la Catedral de Tortosa. Tras su ordenación sacerdotal, Juan Ramón sería trasladado a la Parroquia de Nules (Castellón), siendo director de la Schola Cantorum, una formación que llegó a contar con 40 voces.
Su sueño de seguir en la música avanza y en 1959 Juan Ramón obtiene el título oficial de Profesor de Piano y, posteriormente, el de órgano en el Conservatorio de Música de Valencia. En 1962 recibirá un nuevo destino que le llevará hasta la capital de La Plana. Juan Ramón será destinado a la Parroquia de la Santísima Trinidad de Castellón, para luego pasar a la Concatedral de Santa María, donde permanecerá hasta el momento de su muerte. Durante todos esos años se le confió la gestión de diversos cargos diocesanos, destacando el de Delegado diocesano de Música.
En 1974 Juan Ramón contribuye decisivamente a la creación del Centro Musical C.E.U. San Pablo y, más tarde, es designado primer Director del Conservatorio Profesional de Música de Castellón, pudiéndosele considerar como fundador del mismo. A las tareas de dirección se unió las de profesor de piano y conjunto vocal del mencionado conservatorio.
En 1975 formó, junto a otros profesores, la Orquesta de Cámara de Castellón, que dirigió durante los primeros cinco años de actividad. Tres años después, en 1978, Juan Ramón crearía la que, sin duda, ha sido una de sus fundaciones más emblemáticas: la Coral Vicent Ripollés de Castelló, que dirigió hasta el momento de su fallecimiento. Su prolífica carrera musical no se detiene ahí. En 1983 funda y dirige la Coral Juvenil La Plana de Castelló, hoy ya desaparecida. En sus últimos años fundará y dirigirá el Coro Resurrexit de canto gregoriano.
Además de su labor docente y su papel como intérprete también cabe destacar su faceta como compositor de obras esencialmente religiosas: misas, motetes y salmos, entre las que cabe citar el “Càntic a María” (Magnificat) o “Perla de Nules” (a la Virgen de la Soledad), así como arreglos y adaptaciones de obras de distintas épocas y autores (como la “Misa Mozartiana”).
Poco antes de su muerte, el 12 de junio de 1997, recibió un emotivo y multitudinario homenaje a su extensa labor musical y humana en el Teatro Principal de Castelló, promovido por el Excelentísimo Ayuntamiento de Castellón y varios organismos y asociaciones locales y provinciales. Semanas después, Juan Ramón decía adiós cerrando sus ojos un 13 de agosto de 1997.